lunes, 21 de julio de 2014

La gran aventura de Horus, príncipe del Sol

La segunda cinta de animación japonesa que he tenido la oportunidad de ver el domingo 20 de julio en la Cineteca Nacional es La gran aventura de Horus, príncipe del Sol. El resumen de la cinta, desde la página web de la cineteca, dice lo siguiente:

“Ambientada en el norte de Europa durante la Edad del Hierro, la historia narra cómo el valiente y joven Horus cumple con la última voluntad de su difunto padre: buscar y defender el pueblo que años atrás fue arrasado por el demonio Grunwald. Sólo la espada del Sol podrá acabar con el demonio y para ello necesitará la ayuda de los hombres del pueblo. Primera película dirigida por Isao Takahata, que además contó con Hayao Miyazaki como parte del equipo de animación”.



   La película es un adelanto de las producciones que en unos años se llevarían a cabo en el famosísimo Studio Ghibli. Isao Takahata, con el apoyo de Hayao Miyazaki, construye un personaje juvenil que ya veremos en futuras producciones: un chico con una energía gigantesca y una fuerza extraordinaria que, pese a las adversidades, tiene la capacidad para inclinar la balanza y salvar el día. Dicha idea incluso ya la vimos en la primera serie dirigida por Miyazaki en 1978: Conan, el niño del futuro.

   Aunque me parece que la cinta presenta algunos elementos inspirados en las producciones occidentales (se ha dicho incluso que Miyazaki tiene un componente muy anglosajón o europeo en sus producciones). En esta línea, la historia nos habla de un héroe que llega para cambiar las cosas, de un aliado del villano en turno que está en una especie de crisis, de un momento en el que el héroe pierde credibilidad frente a quienes ha salvado, y, finalmente, en la batalla final en la que un arma especial permitirá que Horus obtenga la victoria.

   En cuanto a la animación, la cinta es de 1968, más podemos observar que hay un trabajo elaborado en los trazos y dibujos que nos produce una especie de sentido de la maravilla frente a lo fantástico. Producciones posteriores de Takahata y Miyazaki explotarán con creces este elemento.

   La historia en sí en para niños y jóvenes, mas muchos adultos también disfrutarán de la misma. Hay escenas muy chuscas y personajes entrañables. También hay animales humanizados que fungirán como los grandes compañeros de los héroes (Una curiosidad es que la ardilla que aparece en la peli no tiene una voz agudizada como se acostumbra en occidente, aspecto que se agradece).


   En definitiva, una película juvenil que corre muy bien, tiene final feliz  y que dejará satisfechos a todos.




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